Últimamente salen a la luz muchos experimentos en los que se ven involucrados sensores de todo tipo captando señales que se producen en un cerebro. Algunas de ellas están tan avanzadas que son capaces de leer tu pensamiento con una precisión asombrosa.
El truco está básicamente el leer las ondas cerebrales que produce tu mente y comprobar qué neuronas se están activando en cada momento, de esta manera se intenta descifrar si estás pensando en una persona o en un objeto determinado.
La idea parece inquietante en un principio, pero se vuelve interesante e incluso divertida cuando a alguien se le ocurre aplicar la idea a un animal.
El dispositivo en cuestión funciona de forma similar a una máquina IRM (imagen por resonancia magnética) se instala en el cuello de una mascota enganchándolo en un collar de manera que esté cerca del cerebro en todo momento. Una vez que está en funcionamiento comienza a leer qué actividad cerebral y la envía en forma de datos a un ordenador donde se guardan y se analizan.
A partir de aquí es cuando comienza la diversión, lo que hacen los científicos es poner a la mascota en situaciones diversas, por ejemplo mostrándole comida, jugando con él o realizar algún gesto amenazante. Los patrones cerebrales que capta la máquina se graban y se etiquetan adecuadamente.
Una vez registrados los patrones en una base de datos informática es fácil saber si la mascota está contenta o triste, si tiene hambre o si quiere salir a dar un paseo por la calle para hacer sus necesidades, porque una vez que los patrones cerebrales se repiten el software del ordenador los identifica y te muestra el mensaje traducido a lenguaje humano en la pantalla.
De momento están probando el dispositivo en la Universidad norteamericana de Emory utilizando un par de perros y parece que con bastante éxito.