Es pura química. Concretamente, a la pólvora negra y al perclorato de potasio que hacen que el fuego artificial "estalle", se le añaden sales de estroncio para obtener un resplandor de color rojo carmesí intenso. Los blancos brillantes, plateados, se consiguen incorporando magnesio, un elemento ligero que suele combinarse con aluminio y titanio. El azul se suele obtener añadiendo carbonato de cobre o monocloruro de cobre, que no deben alcanzar más de 1200 ºC para lograr el tono deseado. El sodio se emplea para colorear de amarillo el espectáculo pirotécnico, mientras que el bario genera tonalidades verdes cuando alcanza altas temperaturas. El zinc se utiliza para crear efectos de humo blanco, así como para generar destellos con aspecto de estrellas en los fuegos artificiales.