Los animales con cerebros grandes son más inteligentes, pero tienen menos descendencia y el intestino más pequeño. Este hecho, que ya se sospechaba desde hace tiempo, acaba de ser confirmado experimentalmente en peces guppys (Poecilia reticulata) por un equipo internacional de investigadores que publican su trabajo en Science. Para ello, los científicos seleccionaron a lo largo de dos generaciones a los peces con mayores y menores cerebros, de forma que al final obtuvieron dos líneas distintas de peces con diferencias de más del ocho por ciento en el tamaño cerebral. Por un lado, evaluaron la inteligencia de cada grupo entrenándoles para buscar comida. "Los peces con cerebro más grande lo conseguían", explica Alexander Kotrschal, de la Universidad de Uppsala (Suecia). "Cuando manipulas experimentalmente el tamaño del cerebro, obtienes peces más inteligentes", añade. Sin embargo, tener más cerebro no es gratuito. Los peces con mayor tamaño del mismo también tenían intestinos de 4 miligramos de media frente a los 5,5 miligramos de los peces con menos cerebro. Además, estos últimos tenían más descendencia: en concreto siete crías en la primera puesta, frente a seis en los peces con gran cerebro