Se llama irisin, se encuentra en los músculos y actúa sobre las células del tejido adiposo, según publican científicos del Instituto del Cáncer Dana Farber (Estados Unidos) en el último número de la revista Nature. De forma natural se produce cuando hacemos ejercicio físico regular durante varias semanas, por lo que su incremento podría ser responsable de parte de los beneficios del deporte para la salud. Además, el aumento de su concentración se traduce en un mayor gasto energético total. Incluso podría aumentar la esperanza de vida, según sugieren experimentos con roedores. Durante los experimentos, los expertos pusieron a los ratones a correr en una rueda durante tres semanas y observaron que la concentración de esta hormona en su sangre subió un 65%. Los científicos detectaron los mismos efectos en varias muestras de músculo tomadas en humanos, antes y después de diez semanas de entrenamiento físico supervisado. "Es emocionante encontrar una sustancia natural conectada al ejercicio con un potencial terapéutico tan claro", afirma Pontus Bostroöm, coautor del trabajo. De hecho, los investigadores esperan que en el futuro sea posible crear un producto a partir de esta hormona -llamada irisin en honor a Iris, la mensajera de los dioses griegos- para el tratamiento de la diabetes y la obesidad, así como para combatir el cáncer.