Hablar de aerogel casi parece transportarte a algún mundo salido de la ciencia ficción o incluso a una de esas historias que puedes leer en libros arcaicos donde se habla de objetos milagrosos capaces de multiplicar algo de comida o de realizar alguna proeza asombrosa.
En este caso, el aerogel traspasa la frontera de la ficción pero sin perder un aire que roza lo místico cuando descubres sus propiedades: es transparente, es más ligero que el aire, es inmune al fuego y soporta miles de veces su propio peso. Si alguna vez lo utilizas en un juego de adivinanzas seguro que ganas (a menos que juegues contra Sheldon Cooper).
El truco que se encuentra detrás de este material es básicamente utilizar una substancia gelatinosa especial y substituir el agua que se encuentra en su composición por un gas. El primer efecto es que te encuentras con un material con aspecto de humo sólido que se puede tocar, con una densidad extremadamente baja, muy poroso, con un peso muy bajo pero sorprendentemente es capaz de soportar 1000 veces su peso.