Científicos estadounidenses podrían pronto crear un organismo cibernético (cyborg) real a base de una cucaracha. Los ingenieros desarrollaron un método para implantar en el cuerpo del insecto no solo varios sensores, sino también un elemento que puede suministrarle electricidad. El 'combustible' para este elemento lo produce el mismo cuerpo de la cucaracha. Se trata del carbohidrato llamado la trehalosa, es un azúcar doble (disacárido) formado de dos moléculas de glucosa. Esta sustancia está presente en algas, hongos microscópicos como la levadura, setas, líquenes, en algunas plantas, en la sangre de los gusanos y en la hemolinfa de los insectos. El elemento eléctrico, implantado en el abdomen de la cucaracha, pero lejos de sus órganos internos críticos, tiene dos electrodos. En el proceso se emplean dos enzimas. Una de ellas rompe las moléculas de trehalosa, dividiéndolas en dos de glucosa. La otra las oxida, liberando electrones, que integran una corriente que se dirige hacia el cátodo, donde se combinan con el oxígeno del aire, recreando un proceso similar al de la respiración celular. Como resultado no se produce ninguna sustancia tóxica, el único compuesto secundario que surge es agua. Los implantes no influyeron el estado de las cucarachas, solo les aumentó el apetito (pero "en el terreno" esto no será un problema, puesto que las cucarachas son prácticamente omnívoras. La electricidad producida por el equipo se puede guardar en acumuladores y luego utilizarla tanto para alimentar los sensores como para manipular el sistema nervioso del insecto. Los científicos planean implantar equipos adicionales cerca de los centros nerviosos de las cucarachas, que son responsables por sus movimientos, y con señales eléctricas adelantar o frenar a los insectos y hacerles cambiar de dirección. Si los experimentos siguen exitosamente, es posible que dentro de pocos centenares de 'agentes' de seis patas ingresen a los servicios de inteligencia o rescate estadounidenses.